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sábado, 23 de abril de 2011

Expreso de Hogwarts ~


Poco había podido hacer Evans para dormir esas cinco horas de corrido.
Había estado planeando toda la semana las cosas que haría en Hogwarts.
Oliver le había prometido llevarla a dar un paseo por el colegio a la noche, para que conociera cada rincón. Estaba tan ansiosa...
Se levanto de la cama, puso en orden su habitación, tomo su baúl por una manija y lo arrastro escaleras a bajo.
Preparó el desayuno con calma. Sus padres aún no se habían levantado.
Desayunó en compañía de Arlene, la elfina domestica de la familia Morgan.
- Evans... ¡Fui hasta tu cuarto y no te encontré!- La madre de Evans, Marie, se había levantado de la cama a preparar algo de comer, cuando vio a su hija sentada en el sofá con el baúl a los pies, Arlene sentada a su lado y Candy, su lechuza, planeando alrededor de su cabeza.
- ¿Ansiosa? - Le preguntó su padre, Marcus, quien se había levantado, pero aún seguía en bata.
- ¿Por qué se han levantado tan tarde? ¿Cómo es que siguen así? - cuestionó la niña, observando a sus padres con los ojos como platos.
Marcus y Marie cambiaron su vestimenta y desayunaron a prisa.
El timbre de la mansión sonó al mismo tiempo que todos tomaban sus cosas para marcharse.
- ¡Evans! - exclamó un muchacho muy guapo, de tez blanca, ojos y cabellos castaños, una vez abrieron la puerta.
La familia Morgan y Woods se trasladarían a King Cross mediante la red flu.

Cientos de personas iban de acá para allá sin detenerse a mirar a pequeños grupos de gente con lechuzas, gatos y ratas.
Oliver condujo a Evans hacia la plataforma 9 3/4 y le indicó que avanzara.
La muchacha traspasó la pared que separaba la plataforma 9 de la 10.
A unos cuantos pasos se elevaba el tren que la llevaría al colegio. Era color escarlata y desprendía un denso vapor sin cesar. Estaba maravillada...
¡Eh, Lee! - Escuchó gritar a sus espaldas.
Lo siguiente que supo es que estaba en el suelo. Un chico pelirrojo quiso alcanzar a su amigo a las corridas, llevándose a Evans por delante y tirándola sin querer al suelo.
- ¡Oh, lo siento mucho! No... - El chico, no mucho más mayor que Evans, pelirrojo, con finas y pequeñas pecas esparcidas por sus mejillas, ojos grandes y verdes, de amable sonrisa, quedó sin palabras al ver a la muchacha.
Evans se lo quedó viendo, mientras se sacudía los pantalones blancos, que habían quedado grises por el polvo de la estación.
- Lo siento. - Volvió a decir el pelirrojo.- Fred. Soy Fred Weasley - Se presentó tendiéndole una mano.
La muchacha tomó su mano y algo extraño le ocurrió, pero decidió pasarlo por alto.
- Evans Morgan - le dijo ella.
Fred no le quitaba la vista de encima. Esa dulce voz suya, tan musical y clara...
Sus cabellos rubios, que caían en cascada por la espalda hasta su cintura. Esos ojos grandes, grises, de pestañas largas, que lo observaban atentos. No podía creerlo... Era una ilusión.
- Weasley... - saludó Oliver con un movimiento de su cabeza, bajando al pelirrojo bruscamente de la nube- ¿Vamos Ev?
La joven tomó la mano de su amigo y juntos subieron al tren.
Oliver fue a encontrarse con sus amigos y dejó a Evans buscando un compartimento. Encontró uno a mitad del tren. Dentro estaban Draco Malfoy, y una muchacha rubia que no reconocía. Resultó ser la hermana de Draco, Jordyn.
Su amigo la saludó con entusiasmo, la invitó a sentarse, y como era de esperarse, los tres hablaron de Hogwarts, las casas y sus deseos.
Media hora antes de llegar, se cambiaron con la ropa del colegio, y al cabo de un rato, Oliver fue a buscar a su amiga.
- Siento mucho haberte dejado sola, me han entretenido...
El tren fue aminorando la marcha hasta que se detuvo por completo. Todos los alumnos salían en tropel, chocándose unos a otros, pidiendo disculpas y riéndose también.
Habían llegado a Hogwarts



sábado, 16 de abril de 2011

Fred&Evans




Fred y Evans en Hogwarts




sábado, 9 de abril de 2011

Temblando






Temblando

con los ojos cerrados

el cielo esta nublado

y a lo lejos tu.

Hablando,

de lo que te ha pasado,

intentando ordenar palabras,

para no hacerme

tanto daño,

tanto daño y yo

sigo temblando.

De la mano

y con mucho cuidado

os besasteis en silencio,

cuando no habia luz.

Y me hace gracia,

tu manera de contarlo

como el que cuenta

que ha pensado,

que ha decidido,

que seguimos

siendo amigos, y yo

estoy temblando

Y llorando

me habia jurado

que nunca iba a llorar,

escuchando cada palabra,

que no quiero escuchar.

Desgarrandome,

suplicandote,

intentando hacerte recordar

pero tu,

solo dices

"Voy a colgar."